Esta es una de las fechas más
significativas del calendario cívico escolar, pues se rinde un merecido
homenaje al maestro, al verdadero forjador de las juventudes que en el futuro
dirigirán los destinos de un país. Se escogió la fecha del 6 de julio como el
Día del Maestro debido a que el Libertador José de San Martín fundó la primera
Escuela Normal de Varones el 6 de julio de 1822.
Los maestros siguen siendo el
ejemplo permanente de sacrificada y noble entrega en bien de la educación de la
juventud. Y aunque en muchas ocasiones la función que cumplen es prácticamente
anónima, no deja de ser sumamente valiosa, ya que tiene la importante misión de
sembrar la semilla del conocimiento.
No obstante, aún cuando deba
afrontar las más duras condiciones de tiempo, clima o región, el maestro se
entrega completamente a su labor educadora, pues es consciente de que de él
depende consolidar el cimiento sobre el que habrán de sostener los futuros
ciudadanos de nuestra patria, aquellos hombres de bien que engrandecerán el
Perú a través del estudio y del trabajo.
Y es que la labor del maestro no
es cosa sencilla. Debe moldear con imaginación, estricto cumplimiento de los
objetivos académicos y mucha paciencia a quienes serán el futuro de nuestro
país, a quienes se encargarán de fortalecer una nación que se define por la
heterogeneidad de su población, por la convivencia de diferentes formas de
pensar y de actuar. De ahí que la tolerancia sea una de las virtudes más
importantes a inculcar durante el proceso de enseñanza-aprendizaje.
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